En nuestras últimas vacaciones familiares decidimos llevar nuestro auto asiento en la cabina del avión, quizá te preguntes ¿pero, para qué? ¿Fue difícil? ¿Pagaron más por llevar el asiento? En su momento, yo también tenía centenares de dudas y más allá de publicaciones en redes sociales, pocos hablan del tema de la seguridad infantil en las vacaciones. Por eso, sentí la necesidad de platicarles mi experiencia y las respuestas a las principales dudas que pueden surgir con respecto a este tema.
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¿Por qué?
Son varias las razones de por que viajar llevando tu propia silla. Una de ellas es que al llegar al destino, tu niño puede seguir seguro en una silla de la que tú sabes su procedencia y que nunca ha estado en un accidente o tiene una fecha de caducidad vencida (razones importantes para cambiar un autoasiento y que no podemos asegurar con las sillas rentadas). Cuando viajaba a casa de mi mamá en Sonora, allá tenemos una silla nueva que se compró sólo para mi niña, así que en los vuelos para ver a la familia no habíamos llevado nuestra silla.
Pero también está el ir seguros durante el vuelo, no porque el avión vaya a chocar con otro avión (eso es casi casi imposible), más bien por las turbulencias. En este video pueden ver como se mueve un niño que viaja en brazos al atravesar una zona de turbulencias:
¿Cualquier silla puede volar?
Sólo las sillas autorizadas para volar, pero la verdad es que casi todas lo están. Para saber si tu silla tiene permitido volar puedes revisar su manual o buscar que tenga la etiqueta de autorizada para subir a la cabina del avión.
Por ningún motivo documentes tu autoasiento, ya que al hacerlo no podemos asegurar que reciba un buen trato (ya sabes como “cuidan” las maletas en los aeropuertos), sería el equivalente a haber estado en un accidente y tendría se que ser desechada. La única forma para documentar de forma segura un autoasiento sería utilizando su caja original (así que si es posible, conserva la caja de tu silla)
Nosotros normalmente utilizamos en nuestro auto la silla Graco 4ever y en la casa de los abuelos (tanto maternos como paternos) tiene un par de sillas Cosco APT50 como secundarias. Aunque la silla Graco 4ever está autorizada para volar en avión, preferimos volar utilizando la de la casa del abuelo, porque es más liviana y fácil de maniobrar. Si estás pensando en adquirir una silla secundaria y con la idea de moverla en vuelos, te recomiendo esta silla o la del modelo Cosco scenera que es aún más angosta e igualmente segura.
¿Hay que pagar más?
Para instalar la silla es necesario que el niño cuente con su propio asiento asignado, así que si es un menor de 2 años (un infante para las aerolíneas) tendríamos que pagarle un boleto también al bebé para asegurar su lugar.
He leído de personas que viajaron con bebés menores de 2 años sin boleto y llevaban su silla con la esperanza que quedara algún asiento vacío para instalarla, así se corre el riesgo que el vuelo vaya lleno y la silla tenga que ser documentada.
En nuestro caso, la princesa ya tiene 2 años así que de todos modos tuvimos que pagar su boleto, fuera de eso no se nos cobro nada extra.
Para movernos en el Aeropuerto
En ocasiones tenemos que pasar muchas horas en el aeropuerto entre vuelos, para mover la silla de forma sencilla llevamos un carrito especial para maletas. Estuve investigando y aunque podrías llevar un diablito plegable de los que venden en el supermercado o de los que son para bolsas de mercado, éstos al no doblarse tanto no se permite subirlos al avión así que en algún momento tendrían que documentarlo.
Nosotros llevamos un carrito de la marca Samsonite y es tan plegable que cuando instalamos la silla en el avión, doblamos el carrito y lo metimos dentro de una mochila como parte de nuestro equipaje de mano. Además de que ya contenía las cintas para sostener a la silla.
Nuestra experiencia con el aeropuerto y la aerolínea
En algún momento había escuchado historias de personas que intentaban subir la silla al avión y el personal del aeropuerto o la aerolínea por desconocimiento hacían que todo fuera más complicado.
Con todo eso como referencia, nosotros íbamos muy empoderados. Teníamos ubicada la estampa de autorización para volar en avión en la silla, además de la página del manual donde dice que es posible. Primero llegamos a la ventanilla para documentar y al ver la silla, sólo preguntaron “¿la van a subir?” cuando dijimos que sí, no hubo otro comentario y nos dejaron continuar.
Después al pasar el control de seguridad del aeropuerto, sólo nos pidieron quitar la silla del carrito, subir el carrito a la banda y la silla paso sola por el arco de seguridad para su inspección (nuevamente la experiencia fue positiva, el personal del aeropuerto parecía estar acostumbrado).
Para subir al avión sólo nos dijeron que el carrito sí debía documentarse, cuando dijimos que lo podíamos doblar y meter en la mochila, asintieron y no hubo otro comentario. Instalar la silla en el avión es sencillo, se hace uso del cinturon de seguridad como se haría en el carro si no se usara el sistema LATCH. En el avión no necesita ir a contramarcha.
Realmente viajar con un autoasiento es sencillo, el personal tanto de la aerolínea como del aeropuerto parecían acostumbrados, entre más personas no atrevamos a viajar con nuestras sillas, será cada vez más común y de esta manera podemos tener la confianza y tranquilidad de que nuestros niños están viajando seguros.